Ensayo/reflexión sobre Baraka (1992)
Baraka, de Ron Fricke, es un documental no narrativo que propone una experiencia sensorial para pensar el mundo sin necesidad de voz en off ni entrevistas. Filmada en más de veinte países, su estilo muestra el planeta de manera que se percibe con los ojos y los sentidos. Esta apuesta formal no es un capricho técnico, sino un intento de ampliar la conciencia del espectador sobre la interconexión entre naturaleza, ritual, industria y guerra, sosteniendo que la observación atenta puede ser más elocuente que cualquier discurso. La película funciona simultáneamente como un viaje y como una meditación: un recorrido por eclipses, templos, desiertos y ciudades que, poco a poco, nos invita a cuestionar el tipo de mundo que estamos construyendo. La música y el montaje guían una experiencia emocional más que racional, creando una especie de liturgia laica. Primero fascinan las imágenes, luego incomodan, y al final dejan una inquietud ética sobre nuestra huella en el planeta....